Dominick Cruz, el incansable veterano del octágono, finalmente ha plegado sus alas tras anunciar su retiro luego de retirarse del UFC Seattle. Sí, ese mismo Cruz que, a pesar de haber sido atacado por un historial implacable de lesiones, siempre regresó al campo de batalla con la fe de un guerrero y el corazón de un león. Pero esta vez, ha decidido entregar sus guantes. “A veces el cuerpo simplemente no coopera”, admitió Cruz, en una declaración que parece más un grito de frustración que una simple rendición.
El evento, programado para el UFC en Seattle, verá una cartelera disminuida pero la sombra de Cruz lo cubrirá todo. Su legado no es cosa menor ni estará ausente de este evento, que se llevará a cabo en el clima lluvioso de Seattle. Su habilidad para desmantelar a sus oponentes con un footwork impredecible y movimientos angulares únicos en su clase, hicieron de Cruz un enigma indescifrable para muchos.
Cruz, a menudo llamado el maestro del “rompecabezas”, fue dos veces campeón de peso gallo de UFC, y es considerado uno de los más técnicos de la historia. Sus encuentros con el dolor y la recuperación han sido como una danza perpetua con la sombra de la lesión. Su estilo, un rompecabezas en movimiento constante, impedía cualquier lectura fácil de sus intenciones.
Lamentablemente, su cuerpo fue tanto un aliado como un adversario. Cruz sufrió una serie de lesiones devastadoras, incluyendo múltiples daños en sus ligamentos cruzados, que pusieron a prueba incluso su apodada dureza mental. Fue una batalla constante, y aunque su espíritu nunca se rompió, a veces el cuerpo se rinde.
En más de una ocasión, sus habilidades cerebrales dentro de la jaula combinaron perfectamente con su resistencia mental. Cruz poseía un control del Octágono que convertía a sus rivales en novatos, destacándose no solo por velocidad, sino por precisión quirúrgica. Ya sea dejando en la lona a Takeya Mizugaki con precisión en 2014 o superando a TJ Dillashaw en 2016 para recuperar su título, cada actuación dejó huella en la historia del MMA.
Ahora, su retiro del combate deja una huella más profunda que cualquier corte en su registro. Sin embargo, como siempre, queda la incógnita de qué sigue en la vida de Dominick Cruz, un erudito del deporte que seguramente no permanecerá alejado del juego por mucho tiempo. Analistas, entrenadores, comentaristas – de una forma u otra, su voz será escuchada.
Las perspectivas en el ranking de peso gallo definitivamente cambian con la ausencia definitiva de Cruz. Aquellos que una vez fueron sus rivales ahora tienen el camino despejado. La división, rica y llena de talento, verá un movimiento dinámico con el gigante técnico fuera del escenario. Y aunque el deporte pierde a uno de sus luchadores más inteligentes y tácticamente brillantes, la jaula ahora se abre para la nueva generación que buscará inmortalizar sus nombres como lo hizo Cruz.
Es hora de que los fans, comentaristas y críticos de todo el mundo compartan su opinión y rindan homenaje a una carrera que será recordada por sus giros improbables y su resolución interminable. Dominick Cruz, tal vez fuera del octágono, sigue siendo una fuerza imparable.