La “Dominick Cruz Curse” vuelve a atacar y esta vez el damnificado es el evento de UFC en Seattle. El excampeón de peso gallo de la UFC, Dominick Cruz, ha tenido que dar un paso atrás debido a una lesión, dejando a los fanáticos golpeando la pared en frustración por una vez más. UFC Seattle, que prometía ser una noche de guerras intensas, se queda sin uno de sus principales atractivos.
La fecha estaba marcada en el calendario: 8 de diciembre de 2023, en el estadio Climate Pledge Arena de Seattle. Una oportunidad más para Cruz, conocido por su estilo elusivo y su impresionante juego de pies, para retomar el camino hacia la cima. Estábamos listos para ver a este mago del octágono desplegar su repertorio técnico, sacando de ritmo a su oponente con fintas que desquician a cualquiera. Pero, una vez más, el destino se interpone.
¿Cuántas veces más puede este guerrero de vidrio soportar la dura realidad de las lesiones? Es una historia repetitiva y cruel. Cruz, uno de los cerebros más agudos del deporte, no solo pelea en la jaula; también disecciona cada movimiento como un cirujano experto. Su capacidad para ajustar estrategias sobre la marcha y leer a sus oponentes es, sencillamente, otro nivel. Pero para que el genio brille, necesita estar activo, y esas malditas lesiones le niegan la oportunidad.
A sus 38 años, el reloj avanza y los fanáticos se preguntan si acaso le veremos nuevamente alcanzando la gloria que una vez sostuvo con puños de hierro. Con esta salida, el panorama en la división de peso gallo queda nuevamente en el aire. Cualquier rival que logre subir escalones en su ausencia no podrá evitar el vacío dejado por el “Dominator”.
Las palabras sobran, pero las intenciones claras: Cruz no se rinde. En declaraciones rescatadas de pasadas entrevistas, siempre ha dejado en claro que su corazón es más grande que cualquier parte del cuerpo que parezca romperse. Cruz diría algo como: “Los luchadores verdaderos no se retiran, si no es aliviando sus botas al sol del ocaso”. Está claro que Cruz quiere, y puede, dar más guerra si tan solo esa maldita suerte le deja.
Ahora, la UFC tendrá que barajar cartas de emergencia para mantener el nivel de atracción en el evento de Seattle. Los planes de los promotores están en un remolino. ¿Garantiza algún otro combate el mismo nivel de interés que un Cruz en plenitud de sus habilidades?
Es momento de que los rankings se ajusten. El puesto de Cruz en la cartelera tendrá que ser ocupado por otra promesa ansiosa de dejar su marca en el místico interior del octágono. La maquinaria de la UFC no se detiene, y a pesar de los golpes bajos como este, el viaje continúa.
Fanáticos enloquecidos a la espera de lo que la organización tenga bajo la manga. Tal vez un viejo rival que pase a ocupar el puesto de protagonista. Los dados están lanzados, y el veedor del tiempo nos dirá cuál será el próximo capítulo de esta saga infinita de luchas. Dominick Cruz ha caído nuevamente, pero su historia está lejos de terminar. Y, francamente, estar colgado del borde del asiento es como nos gusta en este deporte.
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