Belal Muhammad lanza una andanada de golpes verbales a Sean Strickland después de que este último asegura una oportunidad titular en UFC 312. Sin pelos en la lengua, Muhammad, conocido tanto por su habilidad para el grappling como por su lengua afilada, no se guardó nada. “¿Una oportunidad para el título? ¿En serio? Acabamos de entrar en una dimensión paralela donde se regalan oportunidades como dulces en Halloween”, declaró Muhammad, sin ruborizarse.
Para aquellos que han estado viviendo bajo una roca, UFC 312 está programado para estallar el 10 de diciembre en la T-Mobile Arena de Las Vegas. Una carta que promete ser un campo de batalla, pero que ahora viene con una pizca de controversia. Strickland, un peleador conocido por su boxeo sin florituras y sus defensas sólidas, no es precisamente el favorito de todos para tener un disparo al oro.
Hablemos de técnicas y estadísticas. Strickland tiene un promedio de golpes por minuto notablemente alto. Su estilo es se marchar al frente, obligando a sus oponentes a retroceder mientras dispara golpes rectos. Sin embargo, su talón de Aquiles ha sido históricamente su vulnerabilidad en el suelo. Un cazador de sumisiones astuto podría atraparlo con facilidad.
Por otro lado, Muhammad, un experto en desdibujar las habilidades de sus adversarios, tiene un récord que incluye victorias sobre nombres significativos en la división de peso welter. Cualquiera que haya visto a Muhammad en acción sabe que no se trata solo de hablar. Su juego de grappling es implacable, un bulldozer técnico que exprime salida a sus opositores como una boa constrictor.
La decisión de otorgarle a Strickland una oportunidad ha sido recibida con escepticismo. ¿Tiene realmente el pedigrí necesario para enfrentar a los mejores de la división más competida de la UFC? Muchos, incluido Muhammad, opinan que la respuesta está más cerca de un “no” que de un “sí”.
La reacción de Muhammad no es simplemente fanfarronería. Es una señal de que el paisaje competitivo del UFC está en constante cambio y, a veces, de maneras que pocos esperan. En sus propias palabras: “No tengo nada contra Strickland. Sale a pelear. Pero hay niveles en esto, y saltarse la fila nunca será respetado. La jaula es un santuario que no perdona y cada pelea debe ganarse, no regalarse.”
Lo que sigue para Strickland es una cuestión de nervios de acero y preparación óptima. Para Muhammad, es una oportunidad de ver cómo las cartas se barajan de manera que podrían abrirle puertas inadvertidas en su propia carrera.
Así que aquí estamos, a un mes del enfrentamiento, con una atmósfera cargada de especulación y rivalidad. Queremos saber qué piensan ustedes, los verdaderos fanáticos del UFC. ¿Está Strickland en la liga de los grandes o simplemente se ha ganado un billete para un paseo al infierno en Las Vegas? Comparte tu opinión y prepárate para un UFC 312 que, guste o no, estará en boca de todos.