¡Preparen la jaula y cierren las puertas! Dricus du Plessis no viene a jugar, y lo dijo alto y claro. El sudafricano, quien ha estado escalando las filas del peso medio con la misma ferocidad con la que caza un depredador, tiene sus ojos clavados en Alex Pereira. Sin embargo, antes de llegar a esa masacre, hay un cierto lobo checheno que merece una lección: Khamzat Chimaev.
Para entender completamente la furia que du Plessis ha desatado en sus palabras, hay que retroceder y ver su meteórica ascensión en el octágono. Du Plessis ha sido un torbellino de violencia calculada desde su debut. Con un estilo agresivo en el golpeo y un juego de suelo que te pone en peligro de estrangulación con un parpadeo, ha enviado a sus oponentes a visitar más la lona que sus propias almohadas. No es solo hablar; su récord respalda cada palabra.
Sin embargo, no todo en este camino es progresión. Du Plessis quiere enfrentar a Alex Pereira, una amenaza en pie que podría hacer temblar a cualquiera con sus devastadores puños. El brasileño es conocido por un poder de fuego que no discrimina ni perdona. La pelea que du Plessis busca contra Pereira es un choque de trenes que podría dejar cualquiera de los dos cargadores en ruinas y sacudir los rankings hasta sus cimientos.
Pero antes de esa contienda, hay cuentas pendientes. Khamzat Chimaev, quien se ha hecho un nombre rastro de destrucción, es el objetivo en la mira de du Plessis. Chimaev se ha ganado una descripción de invencible en ascenso, haciendo que sus rivales parezcan muñecos de trapo con su imparable grappling y valentía frontal de pie. Du Plessis afirma que Chimaev “se merece una paliza” como parte de las formalidades antes de llegar a una pelea con Pereira.
Y aquí no hay duda: una pelea Chimaev vs. du Plessis podría ser algo más que un preludio a un enfrentamiento por el título. Sería una declaración de intenciones de hierro, un fuego que podría quemar por completo las expectativas del público y la división.
Mientras que las aspiraciones de du Plessis submarcan el TT, Pereira se mantiene sereno, preparándose pacientemente para quien la organización elija lanzarle, con esa confianza brasileña de que su tiempo en la cima no ha terminado.
Con Chimaev y du Plessis en algún punto del camino de colisión, lo único claro es que el horizonte del peso medio es una tormenta en preparación, con el potencial de redefinir el tejido del UFC. Detonaciones hay muchas, pero las que suenan fuera del cage no son nada comparadas con las chispas combustibles de este triángulo agresivo. Abrocha los cinturones, porque la aventura en el octágono está a punto de sorprender incluso a los más duros.
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