Lo que viene de Jeremy Stephens no son simples palabras, es un gancho directo a la personalidad de Conor McGregor, una de las figuras más polarizadoras en el mundo de las MMA. Stephens, uno que nunca ha medido sus palabras, lanza una acusación brutal y directa contra “The Notorious”, apuntando no solo a su comportamiento, sino a su esencia como luchador y persona.
Stephens carga contra McGregor, recordando un tiempo no tan lejano cuando el irlandés representaba más que polémica y espectáculo. “Solía tener buenos valores”, dice Stephens, recordando quizás al McGregor que saltó del Cage Warriors directo a la élite de UFC con una patada al cinturón como pocos. Pero, según Stephens, esos días quedaron atrás y el Conor de hoy es otro animal, uno donde las distracciones fuera de la jaula parecen pesar más que los entrenamientos en ella.
El contexto aquí es vital, y no es un secreto que McGregor ha sido noticia más por sus escapadas extradeportivas que por lo que ha hecho en el octágono. Los problemas legales, las disputas y esas conferencias de prensa que se asemejan a espectáculos de insultos han sido la tónica de los últimos años.
Stephens, quien ha compartido años en el circuito de alto nivel, no se contiene. “Se ha jodido ahora”, dispara Jeremy, como si fuera un uppercut a la mandíbula. Pero este golpe va más allá de los titulares. Stephens hace eco de un sentimiento que corre por las venas de muchos en la comunidad de las MMA: la decepción hacia un talento que pudo mantener el dominio pero que parece haberse extraviado en el laberinto de la fama y el excesivo ego.
Esta crítica golpea fuerte no solo por quién la dice, sino por el momento en que la dice. McGregor, quien aun cuenta con un récord que intimida pero cuyos últimos enfrentamientos han dejado dudas sobre su compromiso en la jaula, se enfrenta a su propia sombra. Y Stephens, con su estilo implacable, azuza las llamas de una figura que parece estar colgando de un delgado hilo entre el regreso y el retiro.
En el reino de las MMA, ser un luchador va más allá del físico y la técnica, se trata de mentalidad, de corazón. Y en la jaula, un segundo de distracción o de falta de foco puede ser la diferencia entre la victoria suprema o el desmoronamiento absoluto.
En esta guerra de palabras y retos fuera de la jaula, Jeremy Stephens parece ser uno más que ve a McGregor como un generador de ruido más que de lo que una vez fue: un campeón temido, un guerrero enfocado. Resta ver si McGregor dará un paso adelante para probar que todavía tiene la garra que lo hizo ascender al Olimpo de las MMA o si las palabras de Stephens resonarán con un eco cada vez más fuerte. La jaula está lista, la pregunta es: ¿lo estará Conor?